Los zapatos y las nubes
Información y comentarios sobre temas actuales y de la cultura y el arte, destacando la poesía, el psicoanálisis, la antropología, la historia y la política.
Presentación de la novela "Arena entre los pies", de Helio Ayala Díaz
Por Juan Francisco González-Díaz
En la Sala Casa de la Cultura "Saro Bolaños", del Teatro Víctor Jara, localidad de Vecindario, isla de Gran Canaria, en la noche del pasado viernes 26 de junio de 2015 presentamos la novela Arena entre los pies, del poeta y narrador Helio Ayala Díaz, con las palabras que a continuación siguen.
Helio Ayala Díaz, Licenciado en Teología y Profesor de Enseñanza Secundaria, ha participado en varios talleres de creación literaria y pertenece al Taller Literario “Espejo de Paciencia”, de Las Palmas de Gran Canaria.
Helio publica, en el 2013 su primera obra, Brevedades, libro de relatos y microrrelatos. Junto a sus compañeros del taller “Espejo de Paciencia” da a conocer algunos de sus versos, en los poemarios colectivos Hotel Madrid. Poemas, del 2013 y Una isla dentro, del 2014, publicados por el sello editorial Cuadernos “La Gueldera”, del Centro Canario Estudios Caribeños –El Atlántico–.
Helio Ayala Díaz, veterano activista de la lucha del pueblo saharaui y de la Red Canaria de Escuelas Solidarias, ha visitado en varias ocasiones los campamentos de refugiados de Tinduf, al sur de Argelia. Y de ahí el asunto de su novela Arena entre los pies.
Arena entre los pies es una historia de amor, realista e imposible, entre Antonio y Aisha. Él, un joven canario estudiante de magisterio que visita a los campamentos de Tinduf. Y ella, una saharaui que a partir del programa “Vacaciones en paz” había vivido y estudiado en Córdoba, hasta que regresa con su familia natal, dos años antes de conocerse.
En la novela, Arena entre los pies, un narrador testigo en primera persona, Antonio Santana, desde los futuribles años 2016-2017, mediante las técnicas literarias del analepsis o flashbach, da constantes saltos y traslados de un tiempo a otro. En el que transcurren las vidas de estos dos viscerales jóvenes, junto a toda una serie de personajes, vivos, tangibles, reales, en su decursar por los escenarios de Bruselas, Tinduf-Argelia, Las Palmas de Gran Canaria, Vecindario-Gran Canaria, El Aaiún-Sahara ocupado, Córdoba, Bilbao, Oslo, Lanzarote, Nueva York, Gdeim Izik-El Aaiún ocupado, Madrid, Tifariti-Territorios liberados y el Mundo. Un mundo donde hace cuarenta años permanece sin solución el injusto conflicto del Sahara.
Arena entre los pies es una novela de anticipación política que, con cierto suspenso, nos intriga e incita a su lectura. En pos de conocer los pormenores de un factible plan de regreso de los saharauis a su patria, que apoyan todas las instancias relacionadas con la lucha de ese pueblo.
Plan de regreso al Sahara ideado, precisamente, por el narrador testigo en primera persona que cuenta casi toda la historia. El Antonio Santana de un entonces que lo lleva a diputado del Parlamento Europeo de Bruselas, representando a un hipotético, pero posible, Frente de Izquierdas Canarias, por el que había sido Consejero de Cooperación Institucional y Solidaridad del Cabildo de Gran Canaria. Como solían decir las películas norteamericanas, antes de empezar a exponerse: “Cualquier similar posible con la realidad es pura coincidencia”.
Todo lo apuntado, hasta aquí, no es más que un aperitivo, una provocación, para motivarlos a que tengan, lean y hagan suya la novela Arena entre los pies, que hace visible, mediante la literatura, uno de los conflictos más ignorados por la comunidad internacional, la triste realidad del digno y sufrido pueblo saharaui, que lleva esperando cuarenta años por una solución.
“Bruselas. Abril de 2016. Sonó el teléfono. Descolgué distraído mientras trataba de seguir leyendo el informe que tenía delante. -¿Si, dígame? -Salam aleikum, Antonio. Soy Omar Saleck. -¡Omar! ¿Cómo estás? ¿Va todo bien? “
Esa es la primera página de la novela Arena entre los pies, que empieza así, directa, en un presente, ahora. Momento del 2016, que es el futuro. Futuro de los principales personajes de la novela, Antonio y Aisha. Y tal vez, también, el posible, factible, y viable, futuro del pueblo saharaui. Ojalá que así sea. ¡Inch Allah!
A fines de Junio.
Coquetean,
rebosantes de esplendor,
los gladiolos,
a espaldas de las manos de la parturienta.
Desmedidos olores a manzana,
en el blancor del recinto,
inundan el atardecer,
jaspeado
por los tonos amarillentos
del obstinado sol,
que se resiste.
Achican las esquinas el fulgor.
La claridad desborda.
Atontan,
ligeramente,
los por hacer
a la joven madre.
Juan Francisco González-Díaz
Foto tomada de http://maternidadfacil.com/fotos-de-recien-nacidos/
Para una introducción al psicoanálisis
Por Juan Francisco González-Díaz
La ciencia del psicoanálisis
Una forma del conocimiento humano para que logre la consideración de ser ciencia tiene que cumplimentar una serie de requisitos. Entre ellos tener un objeto de estudio, del cual se ocupa y un método que, basado en determinados instrumentos teóricos, al trabajar con técnicas e instrumentos sobre el objeto, produzca resultados no presentes con anterioridad. El proceso, de ser científico, indefectiblementetiene tiene que originar una transformación y develar misterios.
El psicoanálisis, desde el punto de vista epistemológico y de historia de las ciencias, alcanza su materialización en 1900 con la obra La interpretación de los sueños, escrita por el médico austriaco Sigmund Freud. A partir de ese trabajo teórico, Freud -más que padre, primer hijo del psicoanálisis-, inicia el desarrollo de dicha disciplina científica.
El psicoanálisis es ciencia porque cumple con los requisitos en cuestión. Tiene un objeto de estudio: el inconsciente. Consta de un método, interpretación-construcción, basado en instrumentos teóricos: aparato psíquico, principio de constancia y noción filosófica de latente y manifiesto. Utiliza como técnicas la asociación y la transferencia. Y como instrumentos: el psicoanalista, el método, la técnica, y el deseo del psicoanalista, la transferencia.
Producto de todo este proceso se obtienen autoconocimientos y autotransformaciones, en todo el transcurso de una práctica técnica que es, en sí, una experiencia que devela misterios.
a).- El objeto de estudio
a).- El objeto de estudio
El objeto de estudio del psicoanálisis es el inconsciente. Que no significa lo no consciente, ni cualquier inconsciente, sino el inconsciente que determina. El inconsciente del psicoanálisis es el de un saber no sabido por el sujeto y que él no quiere saber.
Inconsciente que se manifiesta por la palabra o, mejor dicho, por aquello que las palabras no dicen en su decir. Y que se hace presente en los sueños, no en el sueño soñado, sino en el sueño que cuento, en el sueño deformado por el relato del soñante: el discurso onírico. Ya que para el psicoanálisis el sueño tiene un sentido, el de ser como la realización de un deseo sexual, inconsciente, infantil, reprimido y disfrazado.
El inconsciente también se hace presente en los actos fallidos (lapsus lingüis, lapsus mentis), en los chistes, las equivocaciones, las negaciones, los olvidos, los silencios, y en la poesía, y en la creación. Todos ellos constituyen materia prima de la interpretación psicoanalítica y en todos el síntoma impera como verdad y como verdad reina la palabra. El síntoma es lo que en lo social, en lo real, no funciona. Ah, y el concepto de síntoma lo toma Freud de Carlos Marx, que fue quien primero lo empleó en este sentido.
El síntoma se forma como sustituto de aquello que no logra su manifestación en el exterior. El síntoma de todo ser humano es el ser parlante. El síntoma habla, puesto que todo en el ser humano está trastocado por la palabra. Palabra que no puede llegar a decir lo que quiere decir, porque siempre resulta insuficiente y porque siempre debajo de la palabra hay otra palabra no dicha, un silencio, una otra significación. Lo Otro, con mayúscula, el lenguaje como metáfora de todo lo posible. Y donde está el inconsciente, en un otro de mí, humano.
Lo más importante de mí no lo poseo yo, está en el campo del Otro. Porque cuando nací había una familia, una sociedad, que me estaba esperando, pautándome, con el lenguaje, incluso, antes de mi nacimiento. Lo más importante de mí viene dado desde el Otro. De ahí que el psicoanálisis sea un hecho esencial y, exquisitamente, comunitario.
Ya habíamos dicho que todo estaba trastocado por la palabra, que todo estaba desviado por la palabra. A eso es lo que el psicoanálisis llama lo sexual y no que la teoría de Freud, el psicoanálisis, sea una doctrina pansexual. Sino que la única sexualidad humana, a diferencia de los animales, es que el hombre habla.
Tenemos, entonces, que para el hombre la sexualidad es, también, sus relaciones genitales, de reproducción. Pero no éstas solas, todo lo que el hombre vive, hace, piensa, escribe, sueña, está trastocado por la palabra, está tocado por la sexualidad humana, por la palabra. Por lo tanto, todo está desviado, totalmente desviado, de la sexualidad animal. Debido a que todo aquello que el hombre toca con sus palabras lo descompone. Eso es lo sexual para el psicoanálisis, ya que a diferencia de los animales el nombre va a gozar y va a morir.
Sí., el animal muere, pero no sabe que muere, de ahí que no goce. El hombre, al aceptar que es mortal, goza y es donde está su diferencia radical con los animales. Para poder gozar y para poder morir hay que ser un ser del lenguaje. Esta es la enfermedad que debo padecer hasta morir: hablar. Vivir nuevas vidas con las frases nuevas que digo. Complicarme la vida con el lenguaje. Cuando rechazo esta enfermedad, que debo padecer, me enfermo de estupidez, de tontería, de neurosis, de perversión, o de psicosis.
El inconsciente, objeto de estudio de esta ciencia, es inasible como concepto, ya que designa como material a lo no corpóreo y suprasensible. Del inconsciente sólo sabremos la condena de ser sus efectos. Donde único podemos buscarlo es en esa “...malla, material, incorpórea, invisible, que tejen las palabras frente a otro de mi humano, que relativiza mi soledad y me da como naturaleza de lo humano, otro humano..." (1). Debido a que no soy yo quien decide las palabras que pronuncio. Sino el que me falta, el inconsciente, un otro de mí, un saber no sabido, la condena de ser sus propios efectos.
En psicoanálisis el objeto del conocimiento es el concepto de inconsciente. Este objeto de conocimiento es producto efecto de un trabajo teórico -trabajo teórico de Freud-, que desde el punto de vista epistemológico se va a materializar en su obra La interpretación de los sueños (1900). Con ese objeto de conocimiento voy a trabajar sobre el objeto aparente, el discurso del paciente, y al objeto real, el inconsciente de Fulano de Tal, llegaremos al final.
En ese primer trabajo, que es el trabajo teórico, la materia prima es el discurso onírico. Trabajo que va a operar transformaciones en dicha materia prima con los siguientes instrumentos teóricos: . – principio de constancia . – concepto de aparato psíquico . – noción filosófica de latente y manifiesto. Con dichos instrumentos se va a operar sobre la materia prima, el discurso onírico, para producir el concepto de inconsciente. El trabajo teórico da como producto el concepto de inconsciente.
Expliquemos los instrumentos con los que Freud trabajó sobre el discurso onírico:
-Aparato psíquico. Es el concepto que abarca el campo donde acontecen los fenómenos psíquicos y comprende dos instancias generadoras de ideas.
En la segunda de dichas instancias sus productos hallan libre el cauce a la conciencia.
Y en la primera, inconsciente, le es imposible acceder a la conciencia sin pasar por la segunda instancia, la censura deja pasar sólo lo que agrada. Rechazado por la censura, se convierte en lo reprimido.
Esa relación de fuerzas entre las dos instancias se transforma en el sueño y lo que se reprime no puede ser reprimido por completo cuando se sueña.
-Principio de constancia. La energía ni se crea ni se destruye, por tanto la energía que se desarrolla y transita en el aparato psíquico es constante y eterna.
De no encontrarse, donde tiene que estar, estará en otro lado, desplazada o condensada (concepción filosófica).
-Noción filosófica de latente y manifiesto. Manifiesto es la forma que tiene el fenómeno de expresarse, ya que la verdad de dicho fenómeno está latente. Lo que se muestra no es la verdad. La verdad necesita de su producción, debe ser producida, debe ser interpretada. El fenómeno se muestra en su apariencia, pero la apariencia nunca es la verdad del fenómeno.
Con el trabajo teórico de estos tres instrumentos, teóricos también, y sobre la materia prima del discurso onírico, Freud produce el concepto teórico del inconsciente. O sea, el objeto de su conocimiento. El objeto de estudio del psicoanálisis: un saber no sabido, el cual hay que construir, crear, a partir de un decir que no digo diciendo. Ese es el objeto de estudio del psicoanálisis.
b) El método, la técnica, los instrumentos.
Método es la manera de apropiarse de la realidad. No de cualquier realidad, sino de la realidad que determina.
El método psicoanalítico es el modo de apropiarse de la realidad psíquica inconsciente. No es que tenemos el método y buscamos el objeto, no. Ni tampoco que el objeto existe antes del método. En psicoanálisis ni objeto es primero que método, ni método es primero que objeto.
Producimos el objeto del inconsciente en sus efectos, los cuales se desprenden de ese objeto. Se produce el objeto de conocimiento, se produce el método. El objeto no existe antes que el método se apropie de él.
El método de interpretación es producto efecto del objeto de conocimiento. Es un método de acción diferida, por recurrencia, de aprés-coup, de interpretación-construcción. Su objeto es inasible: imposible de atrapar, pero al cual se va construyendo.
El método desprende la técnica: asociación libre y transferencia. Ahora voy a investigar lo que el paciente dice. Pero para ello tiene que haber una escucha, una mirada doble, ya que en una misma frase está lo que se dice y lo que se oculta. Se necesita, entonces, una escucha psicoanalítica, la escucha de un psicoanalista. El inconsciente es la interpretación. No hay inconsciente sin psicoanalista. Para que haya inconsciente tiene que haber psicoanalista.
La asociación libre es uno de los aspectos de la técnica. La asociación libre consiste en que según el paciente va hablando de su vida, de sus fantasías, de sus sueños, de aquello que le viene a la mente, de cualquier cosa, de lo que sea, de lo que de su real gana, el mismo, -el paciente-, tiene que ir vinculando dichos hechos con otros y lo que éstos le sugieran, olvidándose de la vergüenza, de la pena, de la moral, de la ética.
Consiste en dejarse hablar por todo aquello que se le manifiesta, aunque lo considere una tontería, una supuesta estupidez. Estriba en entregarse al decir, aunque parezca no tener vinculación con otros aspectos, o con ninguna otra cosa.
Asociar libremente es una paradoja. Ya que de libre no tiene nada, puesto que mi discurso está determinado por mi deseo inconsciente. Y en ese discurso hay, conjuntamente, a la vez, un modo de hablar que puede tener escondido lo que está en el habla y modos de hablar donde el jeroglífico no tiene solución. Por lo que necesito que el paciente asocie, libremente, para que se equivoque, para que balbucee, para que cometa actos fallidos, para que repita varias veces una palabra, como una manera de llamarme la atención. Debido a que al psicoanalista no le interesa lo que cuentan, sino el modo en que el paciente lo refiere, el como lo cuenta.
La asociación libre es una producción del paciente. Un nuevo nivel de objetividad, entre sus fantasías, sus ideas, sus sueños, y lo que él cuenta de ellos. Puesto que de un estadio al otro existe una pequeña deformación, una pequeña elaboración. Ahí se hace, ya, un pequeño trabajo de interpretación.
El otro aspecto de la técnica: la transferencia. La transferencia es la fuerza que se establece en cualquier relación, pero nosotros la leemos en el vínculo del paciente, -mejor dicho, psicoanalizando, puesto que él, en realidad, no es nada paciente-, y el psicoanalista.
Es un desplazamiento de ideas, todo lo que no es soportado por la conciencia se desplaza a una idea que sí es soportada.
El develamiento de la transferencia, su dilución o interpretación, es lo que hace que el psicoanálisis funcione o no. La transferencia la entendemos como un pasaje de energía, de libido, de atención e intención, de una representación que la conciencia no soporta a una representación que sí le es soportable.
En psicoanálisis la materia prima es lo que nos dice el paciente. Y los instrumentos: el psicoanalista, el método, el objeto y la técnica y en la cúspide del tratamiento, el deseo del psicoanalista, la interpretación. Pero nadie puede decir lo que es una interpretación si no es un psicoanalista.
Ser un candidato a psicoanalista –o, mejor un candidato, al psicoanálisis-, como lo entiende y lo materializa la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero, requiere de preparación académica, de estar psicoanalizado, de integrar un grupo, el trabajo grupal y de crear, de dejar por escrito como fue su camino al psicoanálisis.
Cumplidos estos requisitos hay que estar en posición de psicoanalista. Ya, entonces, ser un psicoanalista es algo inconsciente. Debido a que la interpretación no la vamos a encontrar en ningún libro, ni en la experiencia personal de otro sujeto, sea psicoanalista o paciente. La verdad se expone ahí en la sesión, en la oreja del analista es donde está la posibilidad de oír la verdad que dice el paciente. Recordemos que el método es de interpretación-construcción y que se elabora, se construye, el inconsciente entre los dos. Producto efecto de este proceso el paciente llega al autoconocimiento y a la autotransformación.
Una vez realizada la interpretación el paciente puede decidir no cambiar, ya que es él quien conduce por donde va la interpretación. De ahí que no pueda haber varias interpretaciones, aunque hay varios modos de accederla. La interpretación es una sola y previamente a ella no hay inconsciente. El inconsciente existe cuando lo interpreto.
No hay hechos para el hombre. Los hechos se constituyen por recurrencia, por lo que digo de ellos, pero siempre con el analista. Ese es el método, pero el sentido se encuentra en la relación entre psicoanalista y psicoanalizando. El inconsciente pulsa, abre y cierra: así se manifiesta.
El psicoanálisis es, entonces, -y por encima de todo-, “una unidad de teoría y praxis”. La concepción del psicoanálisis debe ser la de una problemática imposible de reconocer en posturas singulares. Sino por su apego a una suma característica de asuntos y demandas, cuyas enunciaciones las hallamos constantemente en variación, en proceso cambiante y supeditado a una reapropiación y una redisposición, auténtica e inseparable, de su objeto de estudio: el inconsciente.
En el más clásico sentido freudiano, el psicoanálisis consiste en una operación interminable y de cierta manera irrealizable, pero permanente. Lo provechoso de la problemática psicoanalítica es su potencialidad de producir inéditas incógnitas y proposiciones.
Para Freud el fundamento de la existencia científica del psicoanálisis es la poesía. De ahí que la poesía sea, también, un concepto. Y ese tiempo donde la poesía es uno de los conceptos en el campo de psicoanálisis se llama Grupo Cero.
La Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero, que en versos de su Director, el poeta y psicoanalista, Dr. Miguel Oscar Menassa, nos apunta: "Sólo después sabré, sólo después sabremos./ Cuando lo irremediable pregunte por si mismo/ Cuando la muerte venga anudada en un punto/ Cuando el baile sonoro de los días detenga su mirada,/ vendrán de nuestra vida los saberes y, ahí,/ ya no seremos éstos, sino lo escrito./."
Citas:
(1) Menassa Miguel Oscar. Freud y Lacan –hablados- 1. Edita Asociación Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero. Primera Internacional de Poesía y Psicoanálisis. Madrid. 1987, pag.
Fuentes Consultadas:
-Freud, Sigmund: “La interpretación de los sueños”. Obras completas. Tomo 1. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 1981
-Goremberg, Monica, compiladora: Acerca de la escritura. Edita Prensa Universitaria de Zaragoza. Secretaria de Publicaciones. Ciudad Universitaria. Zaragoza. 1991.
-Jamenson Fredric. “El marxismo realmente existe”. Revista Casa de las Américas, La Habana, Año XXXVIII, Nº. 211, abril-junio de 1998.
-Lacan, Jacques: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Editorial Paidos, Buenos Aires, Argentina, 1990.
-Menassa Miguel Oscar. Freud y Lacan –hablados- 1. Edita Asociación Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero. Primera Internacional de Poesía y Psicoanálisis. Madrid. 1987.
-Menassa Miguel Oscar. Poesía y Psicoanálisis (1971-1991). Editorial Grupo Cero. Madrid.1995.
-Menassa Miguel Oscar, Chávez Alvarez María y Cino Nuñez Stella. Psicoanálisis de la sexualidad. Edita Asociación Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero. Primera Internacional de Poesía y Psicoanálisis. Madrid. 1987.
-Menassa Miguel Oscar. Siete Conferencias de Psicoanálisis en La Habana – Cuba. Editorial Grupo Cero. Madrid.1995.
-Psicoanalistas y Candidatos españoles del Grupo Cero: Madrid al habla. “Movimiento hacia el estilo, 1971-1976”, Revista Onda Cero, No. 6, mayo 1996; p. 3
-Revista Apocalipsis CERO. Tercera Época, No. 14-15-16, 1978. Madrid
-Revista Apocalipsis CERO. Revista de la Primera Internacional de Poesía y psicoanálisis, No. 17-18, octubre 1987, Madrid.
-Varios Autores. Actas. Segundo Congreso Internacional de Poesía y Psicoanálisis. Actas 1988. Editorial Grupo Cero. Madrid. 1989.
-Varios Autores. Psicoanálisis y Psicosis. Primer Congreso Internacional de Poesía y Psicoanálisis. Actas 1988. Editorial Grupo Cero. Madrid.1989.
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